¿Sabes qué tipo de estrés padeces? 

No es lo mismo tener un pico de estrés puntual que vivir siempre con el cortisol al cuello. ¿Eres capaz de distinguir la diferencia? 

  • Estrés agudo: Se acelera el pulso, respiramos más rápido y nuestro cuerpo se pone alerta. Los causantes del lío son el cortisol y la adrenalina, hormonas diseñadas para darnos un chute de energía y hacernos reaccionar ante una “amenaza” (entiéndase como quitarte una muela, tener una conversación pendiente con tu jefe o una cita a ciegas). Este tipo de estrés no es tan perjudicial porque es puntual y te da un extra de impulso.
  • Estrés crónico: Si estás desbordado y atrapado en una noria de tensiones, todo apunta a que el estrés se ha instalado en tu vida. Cuando se vuelve una constante puede desequilibrar tanto física como mentalmente y si dura mucho en el tiempo es agotador. Este es el que tenemos que vigilar.

Estos son los hacks antiestrés que nunca fallan:

Estira: Alarga el cuello unos minutos; aquí es donde se acumulan los problemas y puede desembocar en dolores de cabeza y falta de concentración. Los estiramientos no son solo cosa del gym, soltar los músculos te ayudará a relajarte, a tener un momento para ti y a canalizar la presión. Prueba a dedicarte 5 minutos estirando en tu propia silla de trabajo, lo notarás para bien. 

Oxigena: Tómate unos minutos para cerrar los ojos y sentir tu respiración, no tienes que hacer mucho más. Esa paradita te ayudará a reducir tensión y a ver los problemas con un poco de distancia. Si cuando te pones a respirar te distraes hasta con la lista de la compra, escuchar unas respiraciones guiadas te ayudará, verás que es mucho más sencillo.